En el municipio de San Ramón, de la provincia Mamoré, Departamento del Beni, se encuentran 199.435,057 hectáreas de espacios naturales con sabanas, bosques de llanura y alta biodiversidad. Este 5 de julio de 2024, este territorio fue declarado Área Natural de Manejo Integrado Municipal “Arroyo Guarichona”, uniéndose automáticamente al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
Desde 2019, el Gobierno Autónomo Municipal de San Ramón (GAM San Ramón) ha promovido y liderado una iniciativa para conservar los ecosistemas amazónicos. Este logro es el resultado de la colaboración entre comunidades locales, profesionales voluntarios y propietarios de haciendas rurales (Mangal, Guacayane, Las Marías, Tacuaral y Entre Ríos como promotores iniciales de la iniciativa). Su objetivo es proteger los arroyos afluentes al arroyo Guarichona y las lagunas existentes en el área declarada. Los propietarios de estas haciendas solicitaron una veda general para restringir la pesca indiscriminada y promover una pesca sostenible. Además, se ofrecieron como «Guardianes Voluntarios» para asegurar una pesca responsable. La Comunidad Indígena San Antonio del Poyori también propuso declarar “Área Protegida” todo este sistema de arroyos y lagunas.
En 2023, Conservación Amazónica – ACEAA se suma a esta iniciativa, proporcionando apoyo técnico para declarar este territorio como “Área Protegida Municipal”. Esto permitirá implementar procesos de conservación basados en el manejo integral de los bosques y pampas naturales, asegurando la protección de estos valiosos ecosistemas para las generaciones futuras. Este esfuerzo conjunto resalta el compromiso con la conservación de la Amazonía y la importancia de la gestión sostenible y comunitaria para preservar la biodiversidad y los recursos naturales.
La llanura del Beni, tiene gran importancia mundial para el mantenimiento de las funciones ambientales de la Amazonía, es crucial para su salud ecológica. Esta área almacena agua, esencial para el consumo humano, las actividades productivas y la vida silvestre. Además, ayuda a recargar los acuíferos subterráneos. El río Mamoré, que fluye de sur a norte, se une con los ríos Beni e Iténez para formar el río Madeira, uno de los principales afluentes del Amazonas. El municipio de San Ramón se encuentra en la subcuenca de del río Itonama, influenciada por la subcuenca del Mamoré al oeste y por la del Iténez-Paragua al este. Debido a su poca inclinación, la zona sufre inundaciones estacionales que varían cada año. San Ramón forma parte de la ecorregión de los Llanos de Moxos, conocida por sus altos niveles de inundaciones y permanencia de aguas. Este entorno es esencial no solo para la biodiversidad local, sino también para la regulación hídrica de la Amazonía, demostrando la importancia de su conservación y manejo sostenible.
El régimen de inundación de la llanura de Beni ha moldeado tanto el paisaje como la biodiversidad de la región, influyendo en las actividades socioeconómicas y culturales desde hace aproximadamente 2,800 años. La zona fue hogar de sociedades precolombinas complejas, que dejaron un valioso patrimonio arqueológico. Las sociedades antiguas construyeron obras hidráulicas como diques, terraplenes, camellones y alturas artificiales para adaptarse y prosperar en este entorno. La conservación de esta región es crucial no solo por su importancia histórica, sino también por su riqueza biológica. Destaca el ave endémica paraba barba azul (Ara glaucogularis), una especie de gran relevancia tanto a nivel nacional como internacional. Así, la protección de este territorio no solo apoya la conservación de su rica biodiversidad, sino también la preservación de su legado histórico y cultural, reflejando la importancia de este ecosistema único en la historia y ecología de la Amazonía.
Con la creación del área protegida municipal se busca prevenir la extracción indiscriminada y la degradación de recursos hidrobiológicos, bosques, sabanas, suelos y tierras. También se pretende detener la deforestación y el deterioro de la laguna Grande de San Ramón, que provee agua para uso y consumo humano. Declarar un territorio como “Área Protegida” proporciona refugio para la flora y fauna, permitiendo el desplazamiento de las especies y manteniendo el equilibrio de los procesos naturales. Además, impulsa políticas de protección, custodia y promoción del patrimonio cultural y natural de estos espacios.
Al contribuir a la conservación de la biodiversidad, las áreas protegidas también mejoran el bienestar de las personas, proporcionando medios de vida funcionales, agua potable y seguridad alimentaria a las poblaciones locales. Las áreas protegidas bien gestionadas pueden generar importantes beneficios económicos y contribuir al desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza a nivel local y nacional. También son instrumentos de la gestión del territorio, importantes para la mitigación y adaptación al cambio climático. Las acciones realizadas para alcanzar este logro buscan implementar un enfoque de seguridad hídrica y un manejo integral y sostenible del territorio y sus recursos naturales. Desde Conservación Amazónica – ACEAA celebramos la declaración de esta área protegida, fruto del trabajo colaborativo de diversas instituciones y actores sociales, y continuamos nuestro esfuerzo por una Amazonía próspera y vibrante.