Asaí, acaí, açaí, es una palabra que, aunque muchos no saben bien cómo pronunciarla o escribirla, empieza a sonar más y más por el año 2017 en las grandes ciudades del mundo. Con su fama de súper alimento, energizante natural, enriquecido con vitaminas, minerales y antioxidantes; la gente busca este producto para incorporarlo en su dieta alimentaria. Un bowl con algo parecido a un helado, bañado con frutas, cereales, granolas; y en algunos casos, endulzantes como leche condensada o chocolate, es su presentación más conocida. Aunque hoy es altamente cotizado alrededor del mundo debido a su gran popularidad, mucha gente aún desconoce su procedencia, su forma y sabor natural.
Un batido de asaí con leche y guineo, una crema de copoazú, o refresco de copoazú, galletas de almendra, paiche cocido en leche de almendra, son algunas de las formas tradicionales de consumo de los frutos amazónicos al norte de nuestro país. Parte de su población lleva recolectando y cosechando una gran variedad de frutos como asaí, castaña, copoazú, majo, cacao entre otros desde hace varias décadas, porque constituyen la base de su alimentación, sobre todo en las comunidades.
Con una canasta en la espalda y el “gambito” en mano, un bastón de madera abierto en tres en el extremo inferior para facilitar el acopio de los cocos de castaña y evitar picaduras de víboras, hormigas o alacranes; componen el uniforme de trabajo de los recolectores de castaña más conocidos como zafreros en el norte amazónico de Bolivia. La castaña, es uno de los recursos forestales no maderables más importantes para la economía local, que se viene aprovechando desde hace muchos años en el departamento de Pando, Provincia Vaca Diez del Beni y Provincia Iturralde en el departamento de La Paz. Esta labor ha sido fuente de trabajo y uno de los principales ingresos económicos para las familias que habitan el bosque amazónico, y han convertido a Bolivia en el primer exportador de castaña en el mundo.
Desde hace algunos años, las poblaciones recolectoras se han visto afectadas con el impacto del cambio climático, en el año 2017 se registró una inesperada baja en la recolección de castaña a causa de las variaciones climáticas, significando un menor ingreso para estas familias por el aprovechamiento de este recurso, situación que ha impulsado la búsqueda de otras alternativas para la generación de ingresos económicos en sus comunidades, mediante el aprovechamiento de otros frutos amazónicos como el asaí, majo, palma real entre otros. La diversificación en el aprovechamiento de los frutos amazónicos silvestres es considerada un modelo de generación de ingresos sostenible, sin destrucción del bosque. Everything
Una de las cualidades más importantes de la pulpa de asaí procesada en Bolivia, es que proviene de la recolección de palmeras silvestres (Euterpe precatoria) que se encuentran en el bosque, al igual que el árbol de castaña (Bertholletia excelsa). Al ser un fruto silvestre, le otorga un mayor valor al bosque, porque lo mantiene en pie, y se constituye en una fuente importante de ingresos para las familias de las comunidades; además de comprender que el cuidado de estos ecosistemas permite que cuenten con recursos como agua limpia, oxígeno puro y compartir estos espacios con una diversidad de fauna y flora. La diversificación de las cosechas y de los derivados de estos frutos amplían el mercado y oportunidades para las familias, reduciendo las desigualdades y fortaleciendo la conservación de los bosques.
En muchas de las comunidades, el trabajo en las plantas procesadoras ha adoptado una dinámica familiar, en la que los hombres salen a recolectar frutos de palmeras como el asaí, majo o palma real y las mujeres realizan el trabajo de transformación en las plantas despulpadoras. Estando ahí, se puede observar el orgullo de una madre que alimenta a sus hijos con los frutos naturales del bosque, de la misma manera en que ella fue criada; es el caso de Lirio Lima, socia afiliada a la Asociación de Recolectores Productores y Transformadores de Frutos Amazónicos (ARPFAT), trabajadora de la planta de asaí en Trinchera y actual presidenta de la Asociación Sociedad de Exportación Familias Extractivista del Norte de Bolivia (SEFENBO) donde junto a su familia se dedican a la recolección y comercialización de la castaña.
Decenas de familias como la de Lirio Lima sienten una gran satisfacción de trabajar con los frutos del bosque en su comunidad, manteniendo sus tradiciones, impulsando la producción de alimentos altamente nutritivos, conservando su hogar, el bosque, que los abraza, alimenta y protege. Estas familias trabajan porque la gente de la ciudad conozca y consuma estos frutos amazónicos, para que de esta manera seamos parte de la consolidación de esta cadena de valor. Con la certeza de que el asaí que se sirve en nuestra mesa, no viene de un cultivo de palmeras, sino del bosque silvestre, contribuyendo mediante el aprovechamiento sostenible de éstos recursos, haciéndonos parte de la conservación de nuestro bosque amazónico con cada mordisco.